Un temprano accidente de coche truncó el sueño de Costeau de convertirse en un heroico aviador. Para recuperarse de sus múltiples fracturas, los médicos le recetaron natación intensiva, actividad que funcionaría como catalizador de la pasión marítima que le acompañó toda la vida. En Marsella (sur de Francia) probó por primera vez las gafas que utilizaban los buscadores de perlas filipinos.
Su ingenio, y el del ingeniero Émile Gagnan, les llevó a concebir el «Aqua Lung», la primera escafandra autónoma submarina a la que siguieron una larga lista de inventos que han posibilitado la exploración y la filmación subacuática.
En 1930 ingresó en la Escuela Naval Francesa y sirvió a la Resistencia en la Segunda Guerra Mundial, pero el debut de su carrera como submarinista planetario y como impulsor del buceo se inició en 1943, poco antes de dejar la marina gala
viernes, 11 de junio de 2010
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